La celinda[1] (Philadelphus coronarius L.), llamada también jeringuilla,[1] celindo o filadelfo,[2] es una popular planta ornamental muy cultivada en jardines de las regiones templadas perteneciente a la familia Hydrangeaceae. A veces también recibe el nombre de jeringuilla, etimológicamente derivado de una sinonimia en la denominación en latín de su género Syringa.
La celinda es un arbusto caducifolio de 1 a 3 metros de altura, muy decorativo. Sus hojas son de forma ovada o elíptica, muy finas y apuntadas con 6-11 dientes a cada lado, con una débil pilosidad. Las ramas viejas son colgantes en su extremo. Las flores son de un color blanco lechoso, de unos 3 cm de diámetro y se agrupan en racimos de hasta diez. Desprenden un olor dulce que recuerda al del azahar. Florece en mayo.
No tiene exigencias especiales aunque gusta de lugares sombreados o de semisombra.
Por lo general se acepta que es original del sur de Europa o de la región oriental del Mediterráneo. Puede que en algunas regiones donde hoy se encuentra asilvestrada fuera introducida en tiempos remotos, como, por ejemplo, en el norte de Italia. En todo caso es difícil determinar su área original con precisión.[3] En la península ibérica no se encuentra en estado salvaje. En la actualidad se halla ampliamente distribuida en toda Europa.
La celinda (Philadelphus coronarius L.), llamada también jeringuilla, celindo o filadelfo, es una popular planta ornamental muy cultivada en jardines de las regiones templadas perteneciente a la familia Hydrangeaceae. A veces también recibe el nombre de jeringuilla, etimológicamente derivado de una sinonimia en la denominación en latín de su género Syringa.